jueves, 26 de noviembre de 2009

...volución...


Poco a poco voy mutando hacia esa persona que irremediablemente llegaré a ser. La transformación fluye desigual, algunas veces cambian solo los detalles, por ejemplo la sustitución del capuchino saborizado por la amargura del intenso café negro. Otras veces cambia lo más esencial, empujado quizá por los aguaceros que sobrevienen cada vez que la vida con sus sucias zancadillas me hace caer en algún hueco oscuro y estrecho, y se agranda en mi interior y me voy endureciendo en el tostador del mundo.

Así se van cambiando las travesuras y lxs cómplices: esas gentes más importantes que cualquier guerra en cualquier país que sólo existiera en el cajón del televisor. Con mi cordón umbilical recién cortado y aún sangrante ahorqué al dios que biencastigador cuya inexistencia cayó a la tierra como un par de guantes manchados y rotos de un ilusionista embustero. Y la eternidad que rebosaba y se expresaba en mi propia inmortalidad se transfiguró en pedradas de libro, pensamiento absurdo y tristeza. Y el amor que se traducía en por siempre tu mano fue reciclaje de historias con final repetido por la poca creatividad de la vida.

Entonces voy pasando por las tiendas de la avenida y me aplasta la necesidad de ser como ese maniquí y adoptar una pose implacable que grite desde adentro debo ser. Pero también sucede que me invitan a ser agente de ese sitio y vender esas estúpidas posturas, imágenes de coleccionador, violentos disparos de discursos vaciados, a vendérmelas a mí misma, a creer la distorsión de mis representaciones que se exhiben en el falso reflejo de ese ventanal.

Y así pasan los soles hasta que se cae este inexorable presente en el que luego de cada día de cumplir la obligatoria jornada de actuación se dibujan aves sin paraíso con el humo del tabaco. Caras sin nombre, autómatas enmohecidas, (a)gentes sin pasión, tomamos un trago de la dulce teta de la madre común que habita cada bar y me hacen sentir hermanastrada con las caras que componen la escena de aquel lugar en el que sentimos el alivio del placebo y bebemos y hablamos y reímos y nos vamos a dormir sin tener sueños. Pero algo pasa y se cae todo, y con el montaje voy cayendo también yo.

Llega entonces el momento en que acaece el temblor y se caen los libros, las tiendas de la avenida y la postura de maniquí, y de la mano cae la copa y de la boca el humo y el discurso rueda por el suelo y también se cae el bar. Y así, como los mendigos en los basureros, los cometas a través del universo y lxs solitarixs dentro del recuerdo, busco algo (aunque no sepa en rigor qué es), lo busco intensa y obsesivamente en todas partes, en cada cara, bajo la alfombra de yoga, en las esquinas empolvadas de tus memorias mal desintegradas, en mí, incluso en vos; hasta que me doy cuenta que me han usurpado y descubro que habita dentro de este cuerpo una persona extraña que se une al mundo a través de libros, depende de sustancias, personas y discursos para dormir, toma café amargo y ya no recuerda bien la trascendencia de aquellas complicidades más importantes que cualquier guerra, hace del yoga su psicoanalista, no ha vuelto a soñar con nada, le duele le existencia y además ya no encuentra en qué creer. Sólo sabe que se tiene que caer, se ocupa derrumbar y desdibujar sus propias ruinas, y que para renacer mañana es necesario que muera ayer.


***La imagen fue tomada de www.arturosuch.com

jueves, 19 de noviembre de 2009

Impresión


Aviso: Esto no es una culeolada de las requisitorias en este blog, solo una impresión de algo que me causó impresión (la redundancia es a propósito), y como cientista social tengo que comentarla.

Arriba a la derecha se encuentra un sondeo que muestra que dos tercios de las personas (de las participantes, obvio) no querrían volver a enamorarse. Sinceramente me esperaba topar con resultados completamente opuestos. ¿Será que soy demasiado culeola? ¿será que sigo pasándome de idealista? ¿o será más bien que soy masoquista?

No sé, de pronto sigo pensando que, como dice fito, 'lo importante no es llegar, lo importante es el camino'. Yo no creo que haya un amor eterno y perfecto y vivieron felices para siempre, pero sí creo que cada vez vale la pena, aunque termine, aunque tenga final y ese no sea precisamente feliz. Después de todo esto se trata de vivir y sentir cosas fuertes y yo 'para aburrirme prefiero sufrir' (Say no more).

Sentir o no sentir, he ahí el dilema...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Dando pisadas entre las vallas publicitarias y el doble discurso del ser mujer....I parte



Al transitar por las calles llenas de asfalto, dejo muchas veces de ser conciente de mi misma. Dejo de distinguir lo que es vivir, inmediatamente comienzo a simular que soy un ente con vida que va atravesando el ruido, smog e imágenes. Las cuales se producen y reproducen simbólicamente dentro del mundo entero, pero que se encierran sobre todo dentro de la ciudad. Me creo, aun que sea por un momento, no ser una imagen más de las que decora y (auto) flagela simultáneamente.

Camino, recorro, suministro pisadas ligeras… dando vueltas en esta simulación en la que se ha convertido mí ser. Que cada vez se acerca a ser más, una realidad que una banal ilusión. Recorro las calles, avenidas y el mundo, con esta proyección de ser mujer. En la cual entramos en algún momento de la vida… no sé precisar cuando, o tal vez es el simple el hecho de nacer, que nos hace crecer dentro de estas categorías, con las que cargamos, y que pocas veces en la vida somos capaces de reconocer y mirar desafiantemente a los ojos. Ese instante en que pasamos de ser, seres humanos, a ser determinados por el género con el cual nacimos.

Desde que tengo conciencia hay ciertos paramentos, que aun que “imaginarios”, se convierten en muros de contención, que nos restringen el paso y las ideas. Se convierten en una cerca que nos rodea y que la mayoría del tiempo limita nuestra manera de actuar, pero al mismo tiempo limita nuestra manera de “vernos”, de trasmitir esa categoría a la cual pertenecemos o con la cual cargamos desde el día en que nacemos.

Las imágenes, simbolizan, transmiten, transforman, configuran identidades a lo largo del tiempo dentro de los individuos que las percibimos, se meten dentro de nuestro inconciente y nos moldean a su imagen y semejanza. Configuran lo que somos, tanto en la percepción de nosotras mismas como la del mundo social inmediato, al cual pertenecemos. Colonizan nuestro ser, nos devoran y nos despojan de lo que somos, seres productoras de signos de significantes y de significados, no como un signo más presentado. Limitan nuestra plasticidad destruyen la diversidad de las expresiones humanas que sujetamos reduciéndonos a una forma a la cual se le vacía el contenido. La cual se a dueña de nuestro ser, tomando nuestro inconciente entre sus brazos y dejándonos caer en sus embates.

Siendo mujeres, vivimos una lucha constante con la imagen que se proyecta en el espejo. Es muchas veces más difícil estar conforme con lo que en él se refleja en él, que lo que él espera que le presentemos. Ser “concientes” de este estereotipo fabricado social y culturalmente, que pende sobre nuestras vidas, es un proceso de ruptura con los imaginarios que nos inundan la cabeza y el alma.

Pero transitando y siendo “conciente” de todas estas imágenes estereotipadas de la belleza femenina, que nos dicen que es y como es ser mujer. Me llega la idea de querer saber ¿Qué tanto afecta a la vida de nosotras las mujeres, el bombardeo de imágenes femeninas de una belleza específica?

Con esto no quiero decir que considere que únicamente las mujeres somos quienes vivimos con esta colonización dentro de nuestras vidas. Porque igualmente creo que todos los individuos sobrevivimos con diferentes clases de ellas dentro de nuestras vidas. Pero aquí lo que quiero profundizar o enfatizar es la realidad de ser mujer dentro de este sistema económico imperante, que teje relaciones sociales específicas dentro de la cotidianidad de todos los individuos. Porque en lo personal creo que este panorama no es mejor para los hombres, pero en este momento solo quiero dar mi perspectiva, siendo una mujer.

En cada una de mis caminatas diarias, veo como mi paisaje se ve a torrado, con imágenes femeninas de belleza, que están encerradas en estas famosas “vallas publicitarias”. Donde se objetiviza la idea de convertir a una sujeta en un objeto mas al servicio del mercado, trasformándonos así, en un símbolo de deseo, capaz de saciar las ansias de las bestias que lo pretenden obtener de alguna u otra forma.

Pero estos signos a pesar de su encierro, toman vida propia, se liberan de su cárcel y comienzan a observar, analizar, criticar, a juzgar a todo individuo que posea un par de senos y caderas, sin discriminar si estas están bien definidas o no.

Inmediatamente después comenzamos a dialogar, a comunicarnos a partir de uno de los silencios más profundos y asfixiantes que se puedan crear entre una sujeta que pretende dejar de ser objeto y un objeto que desea ser objeto. En medio de este trance comienzo a recordar mi socialización, mi crecimiento inmediato o mas cercano durante los pocos años que llevo de estar con vida, remuevo dentro de mis memorias cada pequeño detalle, tratando de desmenuzarlas y comprender porque ese dialogo se había vuelto en una terrible discusión donde yo estaba llevando las de perder.

Me acordaba de que durante mi crecimiento, que tuve dentro de lo que socialmente se denomina como un núcleo familiar (más aun en ese momento histórico), como “no tradicional”, tuvo ciertas repercusiones sobre mi aprehensión del mundo. Ya que dentro de mi familia “únicamente” habemos dos mujeres, y por ende mi socialización se vio algo sesgada acerca de los roles que son determinados socialmente por el genero.

Dando pisadas entre las vallas publicitarias y el doble discurso del ser mujer....II parte

Se podría decir que mi madre cumplía y sigue cumpliendo roles que no son digamos… los que se esperaba de una mujer, a lo largo de mi existencia. Durante mi niñez, por primera vez, descubrí presentándose ante mí, lo que era ser juzgada por “no tener a un hombre a su lado que la soportara”, creo que mi madre este juicio le ha pesado más de lo que comprendo hasta la actualidad dentro del desarrollo de su vida.

Ya que a pesar de esa “ruptura” de los roles establecidos y una unidad domestica “no tradicional” que amenazaba con ir extendiéndose conforme trascurría el tiempo. Sin embargo de igual manera se notaba como esta “ruptura” sigue reproduciendo en su trasfondo, escondido en forma de lamentaciones, lo que dicho comentario causa hasta la actualidad. Pesa sobre sus hombros las palabras intrigosas, que terminaron por convertirse en un eco infinito en el trascurso de su existencia como mujer. Creo haber escuchado más de una vez durante mis años, imaginaba que ella lo hacia muchas mas veces mas que yo.

Siendo entonces lo que se denomina como “madre soltera”, titulo que pesaba sobre su humanidad. Más de una vez la escuche decir que hubiera deseado entonces tener a un “alguien” que la apoyara, económica, social y emocionalmente. Con cierta conciencia en la actualidad puedo decir que a pesar de que consideré que mi socialización, durante los primeros años de mi vida fue muy diferente, por lo menos a la de mi grupo de pares mas cercano, no se diferenciaba mucho, ya que ese momento me percate la existencia de un “vacío” dentro de mi familia y que no había una figura que llenara ese espacio. Lo percate desde el instante en que el sistema de parentesco dentro del cual nací, dicto su sentencia ante mi madre y por ende mi familia.

Ese vacío que nunca ha llegado a llenarse, tenía ciertas repercusiones sobre mí. Ya que mi madre decía no tener tiempo para nada, porque ella tenia que cumplir dos roles, el de madre y padre, y que por ende su vida se había reducido al trabajo y a la casa. Pero se preguntarán ¿Porqué llego este recuerdo a mi dialogo con las imágenes? Pues recapitulando mi vida, comprendí que existía una diferencia entre ser hombre y mujer, con este evento se abrió ante mis ojos, como por una ventana, la penalizante realidad de ser un individuo social. Comprendí que una mujer tiene ciertas maneras sociales de cómo actuar, las cuales son clasificadas y penadas si no se cumplen o si se desvían del cauce que esta preestablecido.

Tomando este evento de mi memoria como fuente generadora argumentativa para darle vida a mi punto. Este que a veces se veía derrocado, mi justificación de lograr ser una mujer diferente a ellas, de lo que obtenía de este distanciamiento era acercarme cada vez más a ellas. Me percataba de cómo cada gota argumentativa se volteaba en mi contra, mujeres que no se sintieran intimidadas por estos hologramas femeninos, se me iban desvaneciendo. Mi madre, mi heroína de la historia, comenzaba de repente a verse como una mortal más.

La experiencia humana de ser mujer dentro de esta realidad capitalista, patriarcal y colonizadora, es mucho más difícil de explicar y trasmitir de lo que pensaba. Así que justificar o defender mi trastornada perspectiva que creí, “alternativo”. Me estaba resultando una lucha sin fin entre esos escombros de mis memorias que me estaban solo demostrando que las rupturas escondían en sus espaldas ideas contradiciéndose. Pero a pesar de ello me negaba a ceder ante ellas y su silencio que resultaba ser más sólido a veces que todas mis palabrerías.

Así que volví a recurrir a estos eventos que están archivados dentro de mi mente. Siendo niña…recordaba, pocas veces me comporte como tal, practicaba juegos que eran calificados “para niños”. Mis amigos mas cercanos solían ser hombres, ya que en lo personal, consideraba hacían cosas más divertidas que las niñas, las cuales siempre se les veía jugando a “la casita” (uno de los juegos “femeninos” mas apetecidos en los recreos), así de nuevo… reconocí esa diferenciación la cual me resultaba genérica, en el amplio sentido de la palabra.

Dando pisadas entre las vallas publicitarias y el doble discurso del ser mujer.... III parte

Sin embargo al estar recordando tal evento, recapitule uno de los apartados más extraños que había tenido en mi vida. Como niña, disfrutaba mucho subir a los árboles, en realidad creo que era una de las actividades que más me gustaba realizar. Una vez una compañera de la escuela, empezó a gritarme que yo era como una niña-mono, y que más parecía un niño que una niña, que de esa manera nunca un niño se iba a fijar en mí, porque no era muy “atrayente” que digamos.

Claramente mi orgullo no me dejo bajarme del árbol (lo cual agradezco) y salir corriendo a llorar, aun que fuera lo que más deseaba hacer en ese momento. Me quede ahí sentada y después de que las risas burlescas de mis compañeras desaparecieran junto con ellas, comencé a llorar desenfrenadamente. Aun que en ese momento no sabia muy bien porque lo hacia, ya que ni siquiera sabía que era que me gustara alguien, pero el tono de su voz y su crueldad ante lo que mas disfrutaba hacer, hizo que desde ese momento, subir en los árboles tuviera antes de ejecutarse, un debate interno con lo que quería hacer y las palabras penetrantes de mi compañera.

Al situar este punto dentro de la discusión comprendí, primero que no me estaba ayudando mucho en el eje central del tema y que por primera vez había sentido que era ser juzgada socialmente por algo que socialmente era considerado “inapropiado” para mi, siendo mujer. Siendo socialmente amenazada de quedar “solterona” a los diez años de edad, eso era como una sentencia de muerte a mi feminidad a tan corta edad. De nuevo tuve esta sensación de ser absorbida por esas palabras que creí mías, sentí ser succionada por ese silencio fastidioso, que deseaba por momentos me gritara.

Proseguí a sacar otro registro de la colección de mis memorias, pero ya desgastada recordé uno que en lo absoluto me ayudaría en la custodia de eso que con tanto afán defendía. Durante mi adolescencia, me enamore, de mi mejor amigo. Al tiempo de estar compartiendo con el, claramente el paso siguiente era llegar a conocer a su familia, una de las experiencias que hacían los nervios se apoderaban de mi ser con solo evocarlo en el pensamiento.

Después de que pasara comprendí que los nervios tenían una razón válida para su ingreso. La primera vez que vi, a la que venia siendo “mi suegra”, se acerco a mi lado en un partido de basketball y me empiezo a hablar. Después de un rato de conocerme, me dijo que yo no era la mujer que el esperaba para su hijo, que tenia pensamientos un poco extraños (a su visión) y que igualmente ella respetaba lo que su hijo decidiera pero que yo no cumplía con sus expectativas físicas. A esa corta edad, después de que las lágrimas dejaran de recorrer mi rostro, comprendí que ser así era resultado de lo que mi madre me había enseñado.

Ella siempre me había dicho que lo más importante y valioso dentro de un ser humano era lo que llevaba por dentro y que las personas que lograr observar eso en otros eran quienes eran realmente capaces de vivir. Lo esencial es invisible ante los ojos (Saint Exupery).

Retomando la conversación con la que inicie este ensayo, en algún instante de ese momento, comprendí, que el simple hecho de que estuviera teniendo esa conversación con esas imágenes de mujeres que se desdoblaban ante mi (las cuales creía por veces eran tal vez mas libres que yo) hacia que a demás de dar pisadas sobre las vallas publicitarias y tener conversaciones con los signos que se presentan dentro de ellas, inevitablemente mi creación y percepción era permeada por ellas, creando construyendo, configurando tanto lo que soy como lo que se presenta ante mi.

Las relaciones que tejen estas imágenes dentro de la realidad social, no son imaginarias, no son una ilusión, no son una simple e inocente exposición de imágenes, contienen dentro una educación estética (Schiller). Y dentro de estas representaciones una mujer deja de ser verdadera, para pasar a ser una sujeta que vive y trabaja para necesidades que le son impuestas desde afuera, una individua que reprime la satisfacción de sus instintos, que posterga sus propias necesidades de satisfacción, en suma, que se aleja de su propio deseo para vivir en función de los deseos del otro. (Marcuse)

En esta suspensión de la satisfacción de los “instintos” o realización personal, la represión excedente de los mandatos sociales que imponen las diferentes formas de dominación, creo que es muy factible responder positivamente a mi pregunta, dado que a partir de todas estas influencias el individuo se aleja de sus propios requerimientos y vive en función de los necesarios para el mantenimiento de determinadas organizaciones sociales.

Nos vuelven objeto, los hombres, el mercado, el sistema capitalista, el patriarcado, las relaciones medio-fin y nosotras mismas. Nos perdemos dentro de ese laberinto del que no se encuentra una salida simple, nos perdemos a nosotras mismas buscando la coherencia de un zigzag sin lógica comprensible. En las vallas publicitarias se observa claramente el ritual de la institución femenina. Reflejando esa esclavitud femenina y se concretiza en esa sensación de violación que tenemos todas, al mirar imágenes estereotipadas que están al servicio del hombre y aun que no se identifiquen con nosotras toman posesión de nuestra identidad en muchas ocasiones.

Como un placebo, estas imágenes nos construyen identidad, transmiten obsesiones fabricadas en ese ideal, que se nos vende en la publicidad y que sin quererlo muchas veces compramos. Comprendí entonces que todos mis argumentos iban tratando de romper con esa imagen, tratando de que su silencio no me afectara. Pero eso mismo me revelaba entre líneas un doble discurso de ser mujer, un discurso que hace un intento banal a veces de ser diferente y que se niega a aceptar, que esas imágenes dialogan con el. Porque de la misma manera mantengo una conversación con esas proyecciones inhumanas, que se apropian de los sujetos.

De la misma manera en que la belleza femenina se ha convertido en un mercado, en una industria, que vende estereotipos de belleza femenina occidental y compra mujeres para que “accedan” a esta belleza, para sentirse mujeres. También hay que saber que somos creadoras productoras y transformadoras de esa institución social, que se ha encargado de traficar mujeres. Lo único que se presenta realmente es solo un engaño más del sistema capitalista, del pensamiento liberal y su influencia sobre los individuos que tratamos de vivir, mostrándonos un canon de belleza predeterminado.

Para lograr reconocer que la belleza no se representa únicamente en una figura, si no que la belleza esta dentro de esta diversidad, que existe entre todas y cada una de las mujeres en el mundo y la riqueza de la diversidad de sus formas y texturas que son únicas y perfectas, porque somos extra- ordinarias dentro de lo ordinario que es este estereotipo.

Así que al transitar por estas calles asfaltadas, conversando con esas imágenes, con esos imaginarios, me concientizo de mi misma y de las vallas publicitarias. Comprendo y asumo mi discurso, que se cae y se golpea, se transforma y se maltrata, que se contradice en cada momento con mis acciones. Esperando que mientras el se mueve a mi ritmo, yo logre entregarme a su sentir pero al mismo tiempo reconociendo que alguien nos controla de la misma manera, solo alzo del suelo donde cayo y dejo de simular ser, porque reconozco ser, no de las ansias que me poseen por no querer que me despojen de esa condición. Sujeto mi discurso y sigo mi camino con él de mi lado, dejando de esta manera, de dar pisadas contra las vallas publicitarias y continuar mi camino con las fuerzas que me da su compañía.

martes, 3 de noviembre de 2009

Del engaño, que es vivir… Al despertar con las estrellas

Ella despierta… después de un sueño profundo, siente su cuerpo, el cual se encuentra envuelto por las sabanas que guardan el calor...Ese calor que la abraza y al que se entrega, que puede ser únicamente albergado por su ser… El sol entra amenazante por entre sus parpados que aun se encuentran cerrados, otro día que la chantajea con su llegada…

Despierta… sin querer hacerlo, sin desear abrir su mirada al mundo, sin querer comprender mas de lo que ya lo había hecho, era mas que suficiente el recorrido hasta el momento… para que entregar, aquella mirada que ahora era solo capaz de compartir ese vacío… ese desolador abismo que yacía en su alma, desde el momento en que la vida la hizo despertar…


Su primer pensamiento se inunda de cansancio, de ese cansancio que provocaba ya el simple hecho del camino ya andado, del recordar su edad... y no por la edad misma si no por la sombra que la seguía en tan poco tiempo de existencia…. Tanto vacío y delirio que encerraba su alma, cuando a penas cumplía los veinte…

Ella sabia, que estaban por llegar momentos que la harían estremecer del miedo… de ser un cadáver, sintiendo las pulsaciones de un corazón, que eran mas las pretensiones de buscar vivir... Aun que, recordaba, que ya en ese momento se había vuelto ese cadáver cargando ese corazón, fingiendo… simulando… pretendiendo… estar con vida

El agotamiento, era incapaz de hacerla despertar esa mañana, sentía la inercia de cada uno de sus movimientos... que resultaban inútiles y podría decirse algo crónicos para la existencia, para la sobrevivencia... Sin lograr levantarse de sus aposentos, sin abrir los ojos siquiera, recordaba aquellos tiempos donde la imagen que retenía el espejo, le entregaba cada mañana una sonrisa que más que acogedora le entregaba la más perfecta sinceridad, que era capaz de entregarle esas ganas de encontrar y descubrir un mundo mejor, en cada detalle de ese transcurso de los días…

Pensaba… cuanto extrañaba ese reflejo, esa imagen capaz de transformarlo todo con tan solo su presencia,.. Ahora esta se había vuelto, solo un archivo mas dentro de su almacén mental, memoria que buscaba desesperadamente cada mañana como tratando de encontrar ese motivo para engañarse… esperándola encontrar después de el baño en ese espejo que se la entrego mas de alguna vez…

Esta vez, la creación o búsqueda de motivos o razones... ya se había vuelto un habito, un hecho tan cotidiano que se había convertido en algo inútil, en banales intentos de vivencia, que ya no lograban tener mayor efecto en ella, y en su reflejo… Al percatarse de dicho evento, comprendió que no quedaba más, que entregarle su vida al tic, tac que marcaba el reloj y al vaivén de los azares predestinados de esta sociedad… que la exigía, a gritos, por cuestiones meramente funcionales

Fue así como no por voluntad si no por obligación abrió, sus ojos… para perderse entre la encandilante luz de ese sol, que entregaba el día… y se quito de encima ese calor protector que era tan propio, para entregarse al frío del mundo exterior…retiro sus sabanas, se levanto… para entregarle al mundo lo que tanto esperaba de ella.. Aquello por lo cual había olvidado, si es que algún día tuvo, eso que se llama felicidad… entregando así al mundo por medio de su mirada ya no solo aquel vacío del que estaba consiente si no el olvido… el olvido de si misma…

Se despoja de las ropas que cubren su cuerpo, para entregarse… al agua que cae de la ducha… que simulaba, aquel calor que ya la había abandonado, siente el agua caer sobre su cuerpo, su mente sigue inundada de esas ideas insensatas que algún día la motivaron y por las cuales algún día sintió valía la pena… trababa inútilmente de limpiar su alma mas que su cuerpo, trataba de deshacerse de toda aquella mugre que ya se había vuelto costra… y que cubría cada rincón de su ser, y que ya nadie era capaz de siquiera percibir… porque ya todos estaban ocultos por esta… y era la cual los convertía en humanos….

Al salir de su baño, siente como cada gota recorre su cuerpo, como buscando un camino, con su pelo húmedo, sus ojos rojos… de tanto llorar…. se mira al espejo, se enfrenta con la imagen que ya no es, pero que fue algún día… llena de reproches, de lamentos, de tristeza, como queriendo gritar…. Como queriendo romper, aquella imagen que era parte de ella... como queriendo romperse en mil pedazos y desvanecerse en la energía del universo para sentir esa tan codiciaba y nombrada libertad…

Recordaba… tanto dolor…. Tanto sentir… ¿para que?, tanto amar… miraba esa imagen y comenzaba a descubrir las cicatrices y heridas que se mostraban como secuelas de la existencia, del roce... Con aquellos otros, que hasta el momento, no aparecían en su escena, pero que no deseaba lo hicieran… pero que nunca desaparecerían…


Si, ese día despertó… porque algún día alguienes… la despertaron de su fantasía, de su mundo, de sus sueños, la despojaron de la luz de las estrellas, la despojaron de su sentido y razón… ese día despertó y conoció a esa otra, y se reconoció en ella, entre tanto cansancio…. solo el espejo era cómplice de su aprendizaje, de su transformación, de sus mutaciones, que dejaron a una criatura amorfa, en la cual se había convertido…


Descubrió…. a la otra, se encontró ella, a la asesina, a la infante moribunda que rondaba por las calles… Si a sus veinte años, había comprendido lo que era estar muerta en vida, porque esa era su condición, comprendió, el suicidio que había cometido y se hizo responsable de los asesinatos de los cuales fue culpada…


Por eso mismo, tomo su ropa y se vistió… reconociendo con esta acción, que el auto exilio se había vuelto su escapatoria, el exilio de ese cuerpo… el abandono, de la humanidad… Y así yacía caminando ese cuerpo con su mascara caminando, entregando le al mundo lo que tanto quería de ella….

lunes, 2 de noviembre de 2009

Provocaciones...entre el laberinto de engaños

Anhelo, es la palabra tras la cual oculto las ansias, el deseo... de perder el aliento con tan solo el murmuro de una mirada indiscreta.. de esas que me entregas cuando te encuentro a mi lado.. que encierran deseo y delirio, que provocan e insinuan a esos olvidos que yacen dormidos en las memorias de este que dice ser mi cuerpo...
Anhelo, por aquella sensacion que invade mi ser.. conquistando cada pensamiento, colonizando cada celula residente, provocadora seduccion, la que se esconde entre tus palabras, irresistible es la tentacion de caer en la obsesion que me producen tus cuentos...
Anhelo, de descubrirme en el sabor de tu piel canela, en el veneno que reside entre tus labios, deseo de sentir... me estremecer por la rebeldia que desatas en mi psicosis.. cuando te ausentas ... y este exorcismo que debo de hacerme, dejando plasmado en estas palabras al demonio de tanta lujuria.. cuando lo unico que desearia es sentirme estremecer por ese descontrol que envocas en mi...
Anhelo, de que me entre cortes la respiracion, cuando siento el roce de tu pecho con tra mis senos, cuando sienta la friccion de tu piel contra la mis, cuando tu cuerpo se acerque tanto que me haga temblar.. sentir, aquello que yace dormido .. y que despierat cuando me elevandas entre este laberinto de engaños y deseos que tejiste para mi, cuando contabas uno de tus cuentos...
Anhelo de las falsedades, de las historias, de las mentiras... que unicamente provocaban en mi el despertar, de las sensaciones recorde estaban olvidadas.. cuan saturador el deseo que me incitas, dejando olvidada a aquellas memorias que vuelan con el viento..