lunes, 2 de noviembre de 2009

Provocaciones...entre el laberinto de engaños

Anhelo, es la palabra tras la cual oculto las ansias, el deseo... de perder el aliento con tan solo el murmuro de una mirada indiscreta.. de esas que me entregas cuando te encuentro a mi lado.. que encierran deseo y delirio, que provocan e insinuan a esos olvidos que yacen dormidos en las memorias de este que dice ser mi cuerpo...
Anhelo, por aquella sensacion que invade mi ser.. conquistando cada pensamiento, colonizando cada celula residente, provocadora seduccion, la que se esconde entre tus palabras, irresistible es la tentacion de caer en la obsesion que me producen tus cuentos...
Anhelo, de descubrirme en el sabor de tu piel canela, en el veneno que reside entre tus labios, deseo de sentir... me estremecer por la rebeldia que desatas en mi psicosis.. cuando te ausentas ... y este exorcismo que debo de hacerme, dejando plasmado en estas palabras al demonio de tanta lujuria.. cuando lo unico que desearia es sentirme estremecer por ese descontrol que envocas en mi...
Anhelo, de que me entre cortes la respiracion, cuando siento el roce de tu pecho con tra mis senos, cuando sienta la friccion de tu piel contra la mis, cuando tu cuerpo se acerque tanto que me haga temblar.. sentir, aquello que yace dormido .. y que despierat cuando me elevandas entre este laberinto de engaños y deseos que tejiste para mi, cuando contabas uno de tus cuentos...
Anhelo de las falsedades, de las historias, de las mentiras... que unicamente provocaban en mi el despertar, de las sensaciones recorde estaban olvidadas.. cuan saturador el deseo que me incitas, dejando olvidada a aquellas memorias que vuelan con el viento..

1 comentario:

Kri§ dijo...

Wow! Bastante profundo y claro el texto. Y sin duda hay anhelos enraizados en la mente dormida del ayer, que tuercen la mirada de forma despectiva para darnos a entender que nosotros no pertenecemos allí; ese lugar pertenece a nosotros.

Y sin temor a equivocarme es en ese despertar en el que nos sentimos realmente soñando, cubiertos por la humedad de unos labios totalmente ajenos de los que nos hacemos dueños por un instante mientras haya leña en la chimenea.

Saludos.