lunes, 28 de septiembre de 2009

Cambio, eterno cambio


El tipo se levanta, hace lo suyo y se acuesta. Se levanta otro día, hace lo que tenga que hacer y se acuesta nuevamente a dormir. Nuevamente la intoxicante rutina se apodera de su vida y lo obliga a levantarse, ocuparse de las mismas cosas de las que se ha ocupado durante mucho tiempo y sin más, irse a esperar el nuevo día en estados de divagación inconsciente. No espera más que lo que tiene.

Un día, un suceso inesperado lo motiva a mirar hacia otro lado, a pensar algo diferente, a comer otra cosa, a preocuparse por el futuro que nunca viene. Un CAMBIO inesperado se acerca, parece inevadible, se acerca como una pared interminable, cuya unica salida, cuya unica escapatoria parese plantearle quedar mal ante los demás y ante sí mismo.

Habían sido largas semanas, y meses, y lo que sea, desde que ansiaba este cambio, lo pregonaba, ¡esto es lo que necesito!, !lo que quiero es esto!, pero ahora que se hacía palpable, también se materializaba el sudor que se condensaba en la frente de este extraño pero común tipo.

Sudaba por el mismo cambio. Anhelaba sus ventajas y a la vez sus entrañas se retorcían de pensar en lo que eso representaba, en el dejar de poder "hacer lo suyo", pues "lo suyo" ya no sería mas "suyo" ni lo mismo que antes necesariamente.

Se preocupa y se calma a sí mismo una y otra vez, siguiendo la rutina de siempre con la excusa de no poder continuarla después. Y el cambio aparece como un furgón que viene a 300 km de velocidad en contra de él, y justo cuando esta por golpearlo, se convierte en viento y le golpea de una forma apacible.

El tipo se maravilla con el cambio, se admira a sí mismo por haber dado ese paso, y ahora se carga de valor para dar muchos más. Su vida se llena de cambios e intentos de cambio. La adrenalina de lo nuevo se convierte en la droga de moda, la necesita por lo menos en dosis semanales y sufre de síndrome de abstinencia cuando en su vida suceden dos o más semanas similares.

Cambia todo aquello que encontraba para cambiar, se obsesionaba con la idea de perder lo viejo, de modernizarse, de desatarse de cualquier pasado... con la idea de ser posmoderno.

Al tipo se le van acabando las opciones, su vida transcurrió tan rápido y tan cargada de cosas diferentes e inasimilables en grandes dosis a la vez que se percata de que tanto cambio no le ha llenado, no como él esperaba.

Decide por último recurrir al último punto de la paradoja. En una vida llena de cambios intencionales, el último cambio posible es... dejar de cambiar.

5 comentarios:

Muchacha con sombrero dijo...

Calixto!!!! Hermano, me gustó mucho! de veras, sobretodo lo de "la adrenalina de lo nuevo se convierte en la droga de moda" y la paradoja de cambiar.

Ahora, por otra parte,esa cuestión vertical y autoritaria de autonombrarte Director de juegos me parece que atenta contra los principios de las participantes de este noble y radical espacio... jeje, varas!

Prometeo Encadenado dijo...

jaja concuerto mi querida amiga con sombrero, lo que pasa es que por "Director de juegos" me refiero al ente en sí mismo que es el blog, o sea, el trikaos.
Tal vez el masculino se puede malinterpretar, mis disculpas por eso. :)

Luciérnaga Enojada dijo...

Ujúm, el último párrafo es claro y muy atinado.

Unos allá quejándose de que todo es siempre "igual", "repetitivo", "cotidiano" y bla bla bla... Otros acá dicen que arriba el cambio, que lindo el cambio y más bla.

¡Puras patrañas! Estar en "cambios" siempre tampoco es la solución a nuestra vida -casi- ortopédica. Porque estar en "cambios" se convierte también en rutina (rutina que llega a ser vacía).

Lejos de esto, habría que hacer un equilibrio entre las partes: la parte tradicional y la parte cambiante, someterlas a un delicado balance... En el que no sabiendo cómo conseguirlo. siemplemente nos digamos: Mmm, qué vacilón/a me siento hoy, ¡je! (agreguele una sonrisa un tanto zonza).

¡Saludos Prometeo!

Jita dijo...

Que dificil, que es hablar de identidad cuando una a veces no siente no encontrar la propia,
Que duro es vivir buscando en lugares vacios, en mercancias que exhiben no mas que las ausencias de los cuerpos que las portamos!
El ultimo parrafo es muy atinado ciertamente! Que duro es cambiar y mas duro es quedarse donde estamos... transformaciones inevitables y banalidades absorbentes! jajaja
Gracias prometeo por esa reflexion !!

Prometeo Encadenado dijo...

jaja muchas gracias por sus comentarios, lo motivan a uno a escribir más.

La cuestión es esa, la rutina ahoga, aisla, consume. Si la rutina es hacer lo mismo todos los días ya sea esto cambiar, la vida deja la espontaneidad y se convierte en una vacía repetición de sucesos y momentos anhelada al día siguiente por la auto-dependencia.